miércoles, 20 de junio de 2012

Montenegro-Tres Cruces-Montenegro

Inevitablemente, lo bueno se contagia y, poco a poco, son más los que se dejan llevar por el atractivo de este tipo de rutas; atractivo que no es otro que lo inhabitual o novedoso del recorrido, la elevada altitud por la que discurren, la exigencia de los descensos y la belleza de los parajes.

Así, hoy somos cinco los que hemos aceptado el reto de Ramón de bajar del Puerto de Montenegro a Montenegro por el GR, aunque Alberto ya lo conocía (¡qué raro!)

Iniciamos la subida de Montenegro al Puerto de Santa Inés por el GR. El camino que hace años recorrí cubierto por un manto blanco ahora estaba cubierto por un manto verde. Poco a poco va aumentando la pendiente hasta coronar en la carretera.


La presencia de líquenes en las hayas y pinos confiere al paisaje un aire fantasmal


Continuamos por la pista en dirección a Tres Cruces, cumbre que alcanzamos en pocos minutos. Tras disfrutar de las hermosas vistas y antes de dejarnos llevar por las verdes praderas, Ramón propone que nos desviemos a conocer la torca de Hoyo Mingo.


Todos accedemos y nos tiramos por las verdes praderas.


Una torca es una formación que surge como consecuencia del hundimiento del techo de una cueva. Ésta, con sus paredes de más de sesenta metros, es espectacular.


Deshacemos el camino bajado y llegamos al Puerto de Montenegro, y nos predisponemos a disfrutar del plato fuerte del día: la bajada a Montenegro por el GR. El primer tramo es muy noble, pero pronto llegamos a una zona de piedras que requiere de cierta técnica para ser superada.



Finalmente nos dejamos caer por unas praderas hasta el pueblo.


Una ruta corta y bonita, sin mucha dificultad, y cuyo hecho más destacable, aparte del hecho de disfrutar con amigos de nuestra afición favorita, es la presencia de quien reconociendo que no es su terreno más favorable, tiene el pundonor de apuntarse para, al menos, intentarlo.


sábado, 16 de junio de 2012

Cordal Cebollera-Puente Ra

Una de las grandes ventajas de la Bicicleta de Montaña es precisamente eso, que puedes pedalear con ella al margen de carreteras, caminos e, incluso, sendas. En cualquier momento puedes liberarte de las ataduras del camino marcado y guiar tus pedaladas por donde tus fuerzas y el terreno te permitan.

En este caso, Alberto había decidido liberarse de toda atadura y dejarse guiar por el camino marcado quizá por el ganado que pasta libremente por el campo o por esa intuición que le caracteriza a la hora de planificar nuevos retos, perdón, quise decir nuevas rutas.

Y así, en cuanto pudimos nos alejamos del camino y cruzamos las verdes praderas de los Hoyos de Iregua



Y es en este momento cuando la ruta cobra un sentido especial y nos invade un sentimiento de libertad plena, coartada únicamente por la dureza del terreno




El reto de la dureza del camino hace más llevadero el sufrimiento de recorrerlo


Y nos proporciona momentos espectaculares



al rodar por parajes que casi nadie se imagina ciclables



Como todo montañero conoce, la felicidad es directamente proporcional a la altitud alcanzada y a las vistas que se pueden disfrutar




La ventaja de recorrer la montaña en bicicleta sobre hacerlo a pie es el disfrute que proporciona un bien merecido



y divertido descenso



Y si además cuenta con el aliciente de ser una bajada técnica y exigente el disfrute es aún mayor




El final de la ruta nos deja una indescriptible sensación de satisfacción y cansancio mezclada con la ilusión de volver a reencontrarnos pronto con la montaña