domingo, 26 de octubre de 2014

Ascensión al Gorbea



Tras un gran parón de varios meses y de salir unos cuantos días para coger algo de forma, la ruta de hoy es una propuesta de mi hermano y de nuestros primos de Bilbao, que vienen acompañados de varios de sus amigos del Club Alpino Padura http://alpinopadura.blogspot.com.es/

Básicamente la ruta consiste en ascender desde Murgía hasta el Gorbea (1.481 m), la cumbre más alta de Vizcaya.

Así que tras los saludos y presentaciones pertinentes iniciamos la subida, parando a coger agua en un antiguo y precioso lavadero.

Ascendemos entre carrascas y pinos por un camino algo roto que en seguida coge gran pendiente. Tras los primeros repechos salimos a un claro flanqueado por un bonito robledal y pudiendo disfrutar de las primeras vistas.

Tras un pequeño alto en el camino para reagruparnos

continuamos afrontando otro duro repecho con un firme lleno de piedras que discurre en medio de un inmenso brezal.

Y así llegamos a un pequeño hayedo que empieza a lucir su breve vestimenta de otoño.

Al salir del hayedo otro claro nos permite ver la cruz del Gorbea.

La meta está cada vez más cerca y eso nos anima a afrontar el lo que queda con buenos ánimos.

Así que una vez reagrupados reemprendemos la marcha.

Desde lejos el Amboto nos vigila 


mientras nos acercamos al último y temido tramo final: unos 100 metros de camino totalmente roto, con grandes piedras.
Foto de Javi
Los primeros se paran en cuanto el camino empieza a complicarse, así que tengo que ir pidiendo paso para que no se queden en medio. En cuanto aparecen las piedras decido ir por la derecha fuera del camino. La hierba hace más duro el ascenso pero permite un mejor agarre de la rueda. Y así, con una parada para recuperar aire, consigo subir toda la pala que nos deja en las campas finales de acceso a la cruz.

Hay otros accesos aparentemente más asequibles, pero una carrera discurre por uno de ellos y no podemos subir.

Una vez arriba, vemos que entre la carrera y las personas que han subido la cruz está abarrotada de gente y hay que pedir vez para hacerse una foto. Y es que en esta zona hay mucha afición a la montaña y ésta es una de las emblemáticas.

Conseguimos hacer unas pocas fotos




















y nos vamos a la cara norte para resguardarnos del fuerte viento (otra constante en esta cima junto con la gente) y almorzar un poco
Foto de Javi
 disfrutando de unas hermosas vistas.

Iniciamos el descenso por la cara Oeste,

una interminable pradera por la que rápidamente perdemos altitud.

La pradera se alterna con un camino en el que hay tramos con mucha pendiente,

algún que otro escalón y firme bastante roto, lo que ralentiza un poco la bajada.

Un último y rápido descenso

nos deja en el cauce del río Bayas, con sus aguas transparentes recién salidas de la montaña.

En lugar de descender por la pista que discurre paralela al río la ruta propuesta consiste en alargar la ruta un poco más.

Así que cogemos el camino en sentido contrario remontando el río.

Tras unos cientos de metros de subida el camino se convierte en una sucesión de breves descensos


alternados con fuertes rampas de camino muy roto, terreno que a la mayoría del grupo se atraganta bastante y que van minando las fuerzas de todos.
Foto de Javi
Después de varias bajadas

y varias subidas 

llegamos a un collado desde el que se divisa una buena parte del cauce del río Bayas que acabamos de cruzar unos km. antes y que discurre en dirección sur abriéndose paso y partiendo en dos la montaña en el conocido Paso de Subijana.

Aquí giramos dirección sureste siguiendo un camino que, en una sucesión de toboganes, nos deja en un hayedo que empieza a notar los efectos del otoño.

Tras un breve ascenso iniciamos un largo y rápido descenso por hayedos y pinares que nos deja de nuevo en el cauce del río Bayas, río que cruzaremos un par de veces por bonitos puentes.

El tramo final es un área recreativa (con un centro de interpretación) llena de gente disfrutando del excelente clima dada la época del año.

Continuamos por el pueblo de Sarria y llegamos a Murgía, donde tras cambiarnos de ropa nos damos un merecido homenaje.

Un día espléndido, una interesante ruta (no había subido nunca al Gorbea y tenía muchas ganas de hacerlo) y una excelente compañía. Seguro que volveremos a coincidir.