jueves, 24 de mayo de 2012

Obviedades que no conviene olvidar

Cuando uno se inicia en una disciplina, todo son descubrimientos, aunque sean verdades de dominio público para quienes ya son veteranos. Pero eso no quita para que enumere una serie de hechos aunque sólo sea para reconocer las propias limitaciones.

En el transcurso de tres días he realizado una misma ruta dos veces, la primera con mi bici doble de rally con 100 mm de recorrido, y la segunda con una bici enduro con 180 mm de horquilla y 160 de amortiguación, con tija telescópica, con cubiertas de 2,4" y con unos frenos de 200 mm de diámetro.


Las conclusiones de esta doble prueba son las siguientes:

Cubiertas: en subida las cubiertas gordas lastran pero también proporcionan más agarre, y en bajada la diferencia de adherencia es abismal. Igualmente, una menor presión de hinchado proporciona un agarre mayor y un lastre mayor. Pero no olvidemos que hasta los trenes que van por raíles pueden llegar a descarrilar.

Recorrido de la suspensión: el mayor recorrido permite absorber irregularidades del terreno mayores, pero la postura sobre la bici y el reparto de pesos sobre ambas ruedas es decisivo para no salir volando por encima de la bici.

Sillín bajo: nos permite mayor libertad de movimientos sobre la bici y poder repartir el peso más eficientemente, desplazando el centro de gravedad del cuerpo más atrás y abajo cuanto mayor sea el desnivel de bajada.

Frenos: contar con mayor potencia de frenado es fundamental para detener la bici cuando queramos, y los frenos deben ser resistentes a la fatiga para comportarse de igual manera al principio y al final del descenso.

Como decía al principio, estas conclusiones son obvias. Pero la conclusión más importante a la que he llegado es que sea cual sea la bici que usemos debemos conocerla. Conocer su capacidad, sus limitaciones, sus reacciones, etc. En caso contrario os puede pasar lo que me pasó a mí: después de sufrir durante dos horas de ascenso los 18 kg. de bici, las cubiertas gordas y la suspensión que absorbía gran parte del pedaleo, nada más empezar a bajar toqué los frenos para trazar una curva y bloqueé la rueda delantera, que derrapó, y me fui al suelo. No estaba acostumbrado a la gran potencia de frenada y me pasé. El resultado, una herida profunda en mi antebrazo  que me llevó a urgencias y diez puntos de sutura (cinco internos y cinco externos).



La otra conclusión es que si para un recorrido normal por pistas siempre usamos el casco para proteger la cabeza, cuando hacemos un recorrido por sendas más o menos pedregosas donde la probabilidad de caída es mayor, se hace imprescindible una protección de brazos y piernas (al menos), ya que en caso de caída la posibilidad de terminar con heridas graves es muy elevada.

Y si no, es que estamos como



Como decía al principio, obviedades que no siempre tenemos en cuenta.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Como muchas otras iniciativas, ésta empezó por casualidad.

Después de un par de martes en los que Víctor y yo quedamos para investigar unas sendas que no conocíamos, le fuimos cogiendo gusto a quedar los martes por la tarde a hacer rutas por sendas más o menos endureras.

Y aquí estamos, compartiendo con los demás nuestra afición por esta particular forma de disfrutar de la bicicleta de montaña y de los paisajes desde caminos menos transitados y habituales.

Esperamos que os guste.