viernes, 6 de marzo de 2015

Hielo en Cebollera



En mi última ruta el hielo me impidió coronar el telégrafo cuando me faltaba muy poco. Así que esta vez volví provisto de crampones para un nuevo intento.

Tras dejar el coche empiezo a andar a las 9:00. Hay mucha menos nieve, pero en cuanto paso las cascadas las nevadas de los últimos días han borrado todas las huellas y el paisaje vuelve a lucir un blanco inmaculado.

Al poco rato hay tanta nieve que tengo que ponerme las raquetas. 

Nuevamente la pista está con un montón de nieve y, hasta aquí, la ruta discurría como el sábado pasado. Pero esta vez introduzco una variante y sigo subiendo por un claro que queda a la derecha y que me llevará directamente al Hoyo de la derecha. Sin duda, es un paisaje mucho más bonito y bastante más corto.

Pronto llego a un claro 

donde el viento cesa y me sorprende la ausencia de sensaciones. Es como si hubiese perdido, de pronto, casi todos los sentidos. No oigo nada, no huele a nada, no siento ni frío ni calor; sólo el sentido de la vista me permite percibir alguna sensación, y ésta se limita al blanco de la nieve y al verde apagado de los pinos que me rodean.

Continúo subiendo entre las dunas de nieve 

hasta que llego al Hoyo. 

Esta vez no voy hasta el fondo sino que lo cruzo de derecha a izquierda y empiezo a subir la empinada pendiente

de la loma que separa este Hoyo de Hoyo Mayor. 


A los pocos metros las raquetas no son sino un estorbo y me pongo los crampones. Como no tengo piolets, recojo los bastones hasta su longitud mínima.
 

Continúo ascendiendo por una nieve cada vez más helada y compruebo la eficacia de los crampones.

Al llegar arriba compruebo que estoy en una delgada arista que separa ambos Hoyos, 

con muchos ventisqueros que forman sobrecogedoras viseras sobre Hoyo Mayor. 

Cuando planifiqué la ruta pensaba que la arista era más ancha pero compruebo que apenas tiene unos 4 metros. Sigo subiendo por la arista, teniendo que trepar por alguna zona con rocas.

Pronto la arista se va ensanchando y la pendiente se suaviza. 

Aquí los pinos no son sino extrañas formas de hielo. Creo que una de estas sí que es el Yeti.

Sigo subiendo por un suelo completamente helado pero no está liso como imaginaba, sino que el viento ha tallado caprichosas formas: aristas, viseras, montículos y todo tipo de relieves.


Según voy ascendiendo las nubes lo cubren todo y el viento sopla frío y cargado de humedad. Llego a Telégrafo, donde apenas paro para hacer unas fotos, algunas de las cuales salen borrosas por la humedad ambiente

y continúo hacia Cebollera. Es una sensación extraña caminar por unas cumbres heladas con una visibilidad de apenas 100 metros, en las que una hilera de postes cubiertos por el hielo marcan el límite del Hoyo

donde todo lo que veo es hielo, y la sensación más fuerte que percibo son el aullido del viento y el frío, y las fantasmagóricas formas que el viento ha creado en el hielo.

Cuando llego a la cumbre de Cebollera el mojón está cubierto de hielo.



Como algo rápido y hago unas fotos para inmortalizar el momento, pero la temperatura está por debajo de 0º C y el fuerte viento aumenta la sensación de frío, así que reanudo la marcha.

Hasta ahora mi orientación me ha servido, pero ahora tengo que echar mano del GPS para no despistarme porque el camino de bajada no se distingue con tanta nieve.

Según voy perdiendo altura el frío y el viento disminuyen al mismo ritmo que aumenta la cantidad de nieve. Tras hundirme un par de veces hasta la cintura decido volver a ponerme las raquetas.

Llego a Hoyo Mayor 

y hago unas fotos.

Desde abajo veo la arista por la que subía hace un rato.

Continúo bajando, acortando lo más posible porque la ruta me ha llevado más tiempo del previsto.

Según voy bajando y desaparece la nieve, vuelvo a percibir los olores propios del bosque, los colores que afloran entre la nieve, oigo el ruido del arroyo que baja más caudaloso por el deshielo, y parece como si hubiera revivido después de lo vivido en la cumbre.

Finalmente llego al coche tras 7 horas de marcha, 18 km con unos 1.100 metros de desnivel, cansado pero inmensamente satisfecho por la experiencia vivida.

El resto de fotos aquí

El enlace al track en wikiloc