domingo, 14 de abril de 2013

Valle del Urbión



Otra ruta largamente esperada. El buen tiempo previsto para hoy nos anima a hacer una ruta por cotas que rondan los 1.900 metros, a pesar de las nieves caídas recientemente que se han derretido con rapidez por las altas temperaturas.

Nuestro líder espiritual Alberto no nos acompaña, pero nos juntamos tres amigos (Oscar, Fernando y yo) para iniciar  desde Viniegra de Arriba esta aventura, más otros dos (Fran y Sergio) que comienzan en Montenegro y con los que nos juntaremos en el puerto.

La mañana es fría pero el sol y las fuertes pendientes del puerto nos hacen entrar pronto en calor.
Foto de Oscar

A pesar de subir tranquilos pronto ganamos altitud y poco a poco comienzan a asomar cumbres como el Urbión, aún muy lejano, pero al que irremediablemente nos acercaremos a lo largo de la ruta.

Una gran manada de ciervos ascendiendo una loma nos ofrece la oportunidad de echar unas cuantas fotos. Pena de teleobjetivo.

A la hora prevista llegamos al Puerto de Montenegro y tras los saludos de rigor continuamos por la pista en dirección al pico Tres Cruces.

La subida por pista es muy llevadera, y vamos disfrutando de las excelentes vistas

Un gran nevero en la pista nos obliga a tomar una alternativa para no pisar tanta nieve.

Más adelante nos topamos con una veintena de buitres que están dando buena cuenta de un cervatillo. Con los buches llenos se les nota la pereza por remontar el vuelo y algunos no lo hacen hasta que estamos a pocos metros.

Tras una curva la pista empieza a discurrir por la cara norte y aparecen las primeras manchas de nieve que tenemos que superar andando.


Las cumbres antes tan lejanas empiezan a estar más cerca
Un nuevo cambio de orientación supone un respiro y podemos volver a pedalear, 

pero tras superar la altura del pico Tres Cruces el camino empieza a estar definitivamente cubierto de nieve, 

lo que nos obliga a andar durante 5 km. por una nieve dura

 pero en la que en ocasiones nos hundimos hasta las rodillas.
Foto de Oscar

Aprovechamos cualquier tramo despejado para pedalear, pero este tramo resulta duro por lo incómodo y porque los pies están empapados y congelados.
Foto de Fernando

Dado el estado del terreno decidimos acortar algo la ruta y en cuanto podemos salimos a un collado que separa el valle del Urbión del del Ormazal,

no sin antes superar un último nevero en el que se echan de menos los crampones.

Dejamos para otro día la visita a Hoyo Bellido al que la nieve hace resaltar las formas perfectamente redondeadas.

El paisaje es espectacular, con un nevado Urbión presidiendo desde sus 2.228 metros todo el valle que se extiende a nuestros pies.

Después de secar nuestros pies al sol y almorzar algo,

con mucha pereza abandonamos este precioso paraje

para bajar al valle por una ruta no explorada que comienza con unas praderas rápidas

y que continua en una senda muy rota que al poco rato abandonamos,

cada uno por un lado, para bajar como podemos por unas lascas de piedra también muy rotas.
 
Al llegar abajo, nos encontramos en un valle procedente de Hoyo Bellido.

Tras recorrer unos cientos de metros por unas praderas flanqueadas por fuertes pendientes

llegamos a un mirador: por delante todo el valle del Urbión por el que bajaremos;

por detrás, las verdes praderas procedentes de Hoyo Bellido.

Continuamos bajando por unas laderas hasta encontrarnos con el valle principal, con un río Urbión que baja con mucha agua.
Foto de Oscar
 A partir de aquí la senda discurre paralela al río, y se suceden los tramos fáciles y rápidos

con pasos complicados llenos de piedras muy resbaladizas por la humedad.

Yo de debato entre la tentación de bajar rápido por esta divertida senda o ir más tranquilamente, disfrutando del paisaje y parando a hacer algunas fotos con las que ilustrar esta crónica y guardar para el recuerdo. Las fuerzas ya están algo justitas y me decanto por la segunda opción.

El terreno está muy encharcado y el río baja muy crecido,

por lo que cruzarlo se convierte en toda una experiencia.
Foto de Oscar
 Se alternan zonas en las que el valle es muy angosto y la senda pasa a pocos metros del río

y otras donde se abre ofreciéndonos unas hermosas vistas,

para luego volver a encañonarse en una profunda garganta.

Hacemos un alto en la cascada 
Foto de Oscar
 en la que un venado tomó su último trago de agua…
 

Al finalizar el valle ya sólo queda subir por carretera hasta Viniegra de Arriba, unos km. que se atragantan después de la ruta, pero todo se olvida con un trago de agua fresca.
 
Todo un placer descubrir este valle y en el momento perfecto para disfrutarlo en toda su belleza.

4 comentarios:

  1. Envidiaaaaaa!!! Tenía que haber ido, aunque fuese a rastras! Menos mal que ya se repetirá, que Garba me lo ha prometido :)

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  2. Cuenta con ello. Yo también quiero volver sin tanta nieve y disfrutarlo a tope

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  3. Enhorabuena por las fotos y cronica....envidia sana eh!!
    Pero no haciais el ormazal??

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  4. Gracias Ramón. Pero ya sabes cómo es esto, un poco caótico. A última hora cambiamos el plan. Además el Ormazal lo reservamos para cuando vengas tú.

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