Desastre en el Parque Natural Sierra Cebollera

Parece que por fin el invierno ha terminado en La Rioja y que ha llegado el verano. Porque la primavera ha pasado fugazmente y de las nieves, lluvia y frío hemos pasado directamente a días de sol y calor.

Así que reanudamos los Martes Endureros y nos vamos a la sierra de Cebollera a investigar unas sendas que no conocemos y  así preparar una de nuestras grandes rutas.

Salimos de las inmediaciones del camping de Villoslada y comenzamos a remontar el barranco de las Rameras.

Pronto nos internamos en el hayedo, un paraíso en verde, 

donde las troncas huecas nos animan a hacer, con mayor o menor fortuna, alguna foto artística.

La humedad de las últimas semanas hace que el camino se convierta en una alfombra verde

y que el agua corra por el arroyo.

Los pinos suceden a las hayas y el camino, aún más verde, va cogiendo cada vez más pendiente.

A pesar de lo que parece por la secuencia de imágenes, avanzamos tranquilos disfrutando del paraje.

Cruzamos un canchal 

donde el musgo casi cubre las piedras, piedras que unidas a la fuerte pendiente nos hacen desmontar.

Pero la belleza de este lugar resta importancia a todo lo demás.

Nos acercamos a la cabecera del valle y no tenemos más remedio que realizar la última parte caminando,

momento que aprovechamos para buscar algún ejemplar de Grasilla, una planta carnívora que crece por estos parajes, cosa que no conseguimos.

Llegamos a la pista del Sillar, donde el agua fluye por todos los rincones

y continuamos por una de las sendas marcadas del Parque Natural Sierra Cebollera, en concreto la senda nº 5 Sendero de Pajares.

Una senda exigente interrumpida varias veces por pinos que el invierno a derribado y que procuramos quitar de en medio para comodidad de quien la recorra en el futuro.

Alcanzamos las campas de la majada de Ofilo

y continuamos por el pinar en constante y exigente subida,

interrumpida a veces por más troncos de pinos, éstos derribados por la mano del hombre y que podían haber dejado unos metros más arriba o abajo, no interrumpiendo la senda.

Finaliza la subida, cosa que agradecemos,

en el alto de Achicharre,

una inmensa campa

tras la cual iniciamos el descenso un pequeño descenso por el pinar. Al cruzar un nuevo claro vemos dos ciervas. Y marcas dejadas por una excavadora!!!

Y aquí termina la parte de disfrute: la senda ha sido reducida a un lodazal de unos cuatro metros de ancho con profundas rodadas y ramas por todos los lados. Hasta los carteles indicadores han sido arrasados.

Nuestra desolación aumenta al llegar al cruce con el sendero nº 2 del Parque, Sendero de la Virgen. Un sendero con larga historia de romerías, rehabilitado por la Comunidad Autónoma de la Rioja, promocionado como lugar de disfrute de la montaña en el entorno de un territorio declarado Parque Natural y que debería ser protegido, ha quedado reducido a esto.

Me temo que este primer domingo de julio (dentro de un mes) los romeros que realicen la romería de “las corderas” o de “la Caridad Grande” van a padecer más de lo habitual, convirtiendo la romería en una auténtica penitencia.

El desastre continúa en ambos sentidos, y nosotros continuamos nuestra ruta hacia la ermita de Lomos de Orio. Afortunadamente, al cabo de menos de un km el desastre termina, aunque realmente estamos llegando ya a la ermita.

Tras refrescarnos, comentamos con el santero lo ocurrido y continuamos por la pista en busca de la senda marcada con el nº 4 Sendero de las Cascadas. 

Tras unos km. de ascenso suave alcanzamos la entrada a la senda. Afortunadamente, el bonito y divertido descenso por esta espectacular senda nos hace olvidar por un rato el cabreo.

La senda nos deja en el arroyo de Puente Ra, volviendo ya por la pista hasta el punto de partida

Nos queda un sabor agridulce; hemos conocido el precioso Barranco de las Rameras, hemos circulado por bonitas sendas y hemos disfrutado de la montaña riojana en pleno esplendor, pero el hecho de descubrir que un patrimonio tan bello como el que tenemos pueda verse amenazado con tanta impunidad nos ha dejado un amargo sabor de boca.

Lamentablemente es la segunda entrada en la que tenemos que denunciar el destrozo de una senda.

Esperemos que los responsables pertinentes tomen las medidas oportunras para paliar los efectos de este desastre y eviten que se repita en el futuro, de forma que todos podamos seguir disfrutando de la naturaleza en este bello Parque Natural.