En mi última ruta el hielo me
impidió coronar el telégrafo cuando me faltaba muy poco. Así que esta vez volví
provisto de crampones para un nuevo intento.
Tras dejar el coche empiezo a
andar a las 9:00. Hay mucha menos nieve, pero en cuanto paso las cascadas las
nevadas de los últimos días han borrado todas las huellas y el paisaje vuelve a
lucir un blanco inmaculado.
Al poco rato hay tanta nieve que
tengo que ponerme las raquetas.
Nuevamente la pista está con un montón de nieve
y, hasta aquí, la ruta discurría como el sábado pasado. Pero esta vez
introduzco una variante y sigo subiendo por un claro que queda a la derecha y
que me llevará directamente al Hoyo de la derecha. Sin duda, es un paisaje
mucho más bonito y bastante más corto.
Pronto llego a un claro
donde el
viento cesa y me sorprende la ausencia de sensaciones. Es como si hubiese
perdido, de pronto, casi todos los sentidos. No oigo nada, no huele a nada, no
siento ni frío ni calor; sólo el sentido de la vista me permite percibir alguna
sensación, y ésta se limita al blanco de la nieve y al verde apagado de los
pinos que me rodean.
Continúo subiendo entre las dunas
de nieve
hasta que llego al Hoyo.
Esta vez no voy hasta el fondo sino que
lo cruzo de derecha a izquierda y empiezo a subir la empinada pendiente
de la loma que separa este Hoyo de Hoyo
Mayor.
A los pocos metros las raquetas no son sino un estorbo y me pongo los
crampones. Como no tengo piolets, recojo los bastones hasta su longitud mínima.
Continúo ascendiendo por una
nieve cada vez más helada y compruebo la eficacia de los crampones.
Al llegar arriba compruebo que
estoy en una delgada arista que separa ambos Hoyos,
con muchos ventisqueros que
forman sobrecogedoras viseras sobre Hoyo Mayor.
Cuando planifiqué la ruta
pensaba que la arista era más ancha pero compruebo que apenas tiene unos 4 metros. Sigo subiendo
por la arista, teniendo que trepar por alguna zona con rocas.
Pronto la arista se va
ensanchando y la pendiente se suaviza.
Aquí los pinos no son sino extrañas
formas de hielo. Creo que una de estas sí que es el Yeti.
Sigo subiendo por un suelo
completamente helado pero no está liso como imaginaba, sino que el viento ha
tallado caprichosas formas: aristas, viseras, montículos y todo tipo de
relieves.
Según voy ascendiendo las nubes
lo cubren todo y el viento sopla frío y cargado de humedad. Llego a Telégrafo,
donde apenas paro para hacer unas fotos, algunas de las cuales salen borrosas por la humedad ambiente
y continúo hacia Cebollera. Es una
sensación extraña caminar por unas cumbres heladas con una visibilidad de
apenas 100 metros, en las que una hilera de postes cubiertos por el hielo marcan el límite del Hoyo
donde todo lo que veo es hielo, y la sensación más fuerte que percibo son el aullido del
viento y el frío, y las fantasmagóricas formas que el viento ha creado en el hielo.
Cuando llego a la cumbre de
Cebollera el mojón está cubierto de hielo.
Como algo rápido y hago unas fotos
para inmortalizar el momento, pero la temperatura está por debajo de 0º C y el
fuerte viento aumenta la sensación de frío, así que reanudo la marcha.
Hasta ahora mi orientación me ha
servido, pero ahora tengo que echar mano del GPS para no despistarme porque el camino de bajada no se distingue con tanta nieve.
Según voy perdiendo altura el
frío y el viento disminuyen al mismo ritmo que aumenta la cantidad de nieve.
Tras hundirme un par de veces hasta la cintura decido volver a ponerme las
raquetas.
Llego a Hoyo Mayor
y hago unas fotos.
Desde abajo veo la arista por la que subía hace un rato.
Continúo bajando, acortando lo más posible porque la ruta me ha llevado más tiempo del previsto.
Continúo bajando, acortando lo más posible porque la ruta me ha llevado más tiempo del previsto.
Según voy bajando y desaparece la
nieve, vuelvo a percibir los olores propios del bosque, los colores que afloran
entre la nieve, oigo el ruido del arroyo que baja más caudaloso por el
deshielo, y parece como si hubiera revivido después de lo vivido en la cumbre.
Finalmente llego al coche tras 7
horas de marcha, 18 km con unos 1.100 metros de desnivel, cansado pero inmensamente satisfecho por la experiencia
vivida.
El resto de fotos aquí
El enlace al track en wikiloc
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