jueves, 26 de febrero de 2015

Días en Blanco



Días en Blanco

Se hizo esperar, pero al final llegó la nieve. Y llegó para quedarse. Así que los últimos cinco fines de semana han sido literalmente Días en Blanco.

Día 1: La Cueva del Oro


El primer día Sergio nos propuso ir a buscar la Cueva del Oro en la zona del Rajao de Tobía. Nos juntamos Sergio, sus dos amigos Angel y Mikel, Alberto y yo. Dejamos el coche más allá del refugio y comenzaos a andar con un frío intenso (-5ºC) por la pista en la que unas huellas de neumáticos facilitan la marcha.

Más adelante nos desviamos a la izquierda donde ya no hay huellas y una gruesa capa de nieve polvo fino hace la marcha algo más pesada.

Luego nos desviamos a mano derecha por una trocha en fuerte pendiente.

Aquí el avance es más penoso debido a la cantidad de nieve. 

Tras unos centenares de metros la subida nos deja en la boca de la Cueva del Oro

La cueva en sí es una pequeña oquedad de unos 30 metros de profundidad donde una pareja de murciélagos sobreviven acurrucados al intenso frío.

El regreso lo hacemos monte a través, 

subiendo y bajando por un mar de nieve, 

disfrutando como niños 

de la bajada 

con esta nieve en perfectas condiciones. 

Y para celebrar una bonita mañana de nieve con amigos

terminamos en Nájera comentando los detalles con unas buenas cervezas.

Día 2: Un Día en la Nieve


El sábado siguiente tocaba bici, así que nos armamos de valor y Sergio, Alberto y yo cogimos los coches en dirección a Lugar del Río. La carretera estaba muy mal y vimos varios coches cruzados en la carretera o caídos en las cunetas. Teniendo en cuenta que la cosa iba a ir a peor decidimos que no merecía la pena correr riesgos innecesarios, así que nos quedamos en Baños de Río Tobía.

Allí Sergio conocía una senda cortita pero molona que podíamos hacer. 

Así que empezamos como suele ser habitual: subiendo.

Hay mucha nieve y debajo una capa de barro muy resbaladiza que hace muy difícil rodar, 

sobre todo en subida, y lo damos todo por intentar subir unos metros más

aunque al final siempre hay algún tramo en el que hay que empujar la bici.

Al llegar a lo alto de la loma el viento sopla con fuerza,
Foto de Sergio

 pero pronto entramos en una zona casi sin pendiente y muy cerrada de encinas por la que rodamos sin dificultad.

Comenzamos la bajada que con la nieve y el barro que hay debajo está muy delicada.
Foto de Sergio

En algún momento u otro los tres acabamos rebozados en nieve pero nada importa.

Terminamos en Nájera con una cerveza para celebrar que en un día tan malo hemos conseguido hacer una corta pero divertida ruta y hemos disfrutado mucho. Alberto grabó un bonito vídeo que podéis ver en este enlace.

Día3: Buscando al Yeti en Puente Ra 

Después de estar toda la semana nevando estaba claro que este sábado no podíamos coger la bici, así que Alberto y yo nos fuimos a la zona de Villoslada con la idea de ir a ver las Cascadas de Puente Ra.

Dejamos el coche en el desvío a la ermita y comenzamos a caminar en dirección a Puente Ra. Hay unos 20 dm. de nieve y nos viene bien ir siguiendo la huella de unos skis de hace unos días.

A medida que avanzamos

hay más y más nieve,

y cuando llegamos a las cascadas

son un espectáculo de nieve y hielo como nunca las había visto.

Llegar hasta aquí era nuestro objetivo inicial, pero tenemos tiempo y el bosque está espectacular,

así que después de muchas fotos continuamos hacia arriba. 

Comprobamos que han hecho un práctico puente de madera para cruzar el río, puente cubierto por una gruesa capa de nieve. El puente está a mano izquierda, pero no se ve fácilmente porque lo tapan unas rocas.

Ahora ya no hay huella a seguir sino que la tenemos que hacer nosotros.

La nieve está recién caída y tiene un espesor de más de 40 cm.

y en algunos casos se acumula nieve hasta la cintura lo que hace muy penoso avanzar.

Continuamos durante un km. más o menos, pero cada paso en esta nieve recién caída supone un gran esfuerzo.

Inicialmente nos contentábamos con llegar a las cascadas y habíamos avanzado bastante más, por lo que nos dimos por satisfechos y regresamos con muy buenas sensaciones, muchas fotos y un precioso vídeo que grabó Alberto.

Día 4: Soledad en Hoyo Mayor 2015

Había sido una semana de mucho frío. La nieve permanecería y estaría más dura. Era el momento de volver a intentarlo. Así que, esta vez sólo, volví a Villoslada para intentar llegar a Hoyo Mayor.

A las 8 ya estaba caminando. La nieve pisada estaba helada y la que estaba sin pisar demasiado dura. De camino a las cascadas se cruzan por el camino varios corzos y un zorro, y es que toda la fauna está pasándolo mal con tanta nieve. La cascada ha perdido parte del hielo que la cubría,
 
pero los carámbanos siguen estando espectaculares.

Continúo para arriba y al poco rato me pongo las raquetas porque ya hay mucha nieve.

Consigo llegar a la pista y compruebo que en este tramo sigue acumulándose mucha nieve, con espesores de más de un metro.

Continúo por la pista hasta el desvío que va a Hoyo Mayor. Este tramo tiene mucha nieve y mucha pendiente, así que tengo que tomármelo con calma.
 
Caminar sólo por el bosque nevado, por una nieve tan sólo hollada por los ciervos, corzos, zorros y liebres que han pasado antes, hacen que afloren en mí una catarata de sensaciones.

Al salir del bosque al claro sale algo el sol y me permite hacer unas bonitas fotos de la zona totalmente cubierta de nieve

 con los Hoyos al fondo.

Es muy tentador intentar ir hacia el hoyo de la derecha, quizá más espectacular que Hoyo Mayor debido a la verticalidad de sus paredes, pero voy sólo prefiero no salirme de la ruta prevista y que la familia cnoce.

Cuando supero la cota de 1.700 la nieve alcanza espesores de más de 1 m. y, en ocasiones, a pesar de las raquetas, me hundo en la nieve hasta casi la cintura.

Finalmente llego a Hoyo Mayor y, tras abrigarme, me tomo unos momentos de respiro


disfrutando de la soledad en este paraje tan bello.

Pero compromisos familiares hacen que tenga que regresar pronto, así que me pongo en camino.

Durante mi regreso son numerosas las personas que suben a ver las cascadas.

Finalmente regreso al coche tras cinco horas de marcha, cansado pero feliz.

Día 5: Intento de Subida al Telégrafo

Las previsiones para este sábado no eran nada favorables: lluvia y más lluvia toda la mañana, siendo de nieve por encima de los 1.200 metros.

Pero no me quiero quedar en casa y decido ir a ver el hoyo de la derecha que tan buena pinta tenía cuando subí el sábado pasado a Hoyo Mayor.

Esta vez dejo el coche un poco más adelante en el camino de Puente Ra para ahorrarme un par de lm. La nieve se ha derretido en parte, así que por ahora no me pongo las raquetas. Desde el principio cae constantemente la nieve, suavemente al principio pero a veces con rachas de ventisca.

En 1:30 llego a la pista, que tiene incluso más nieve que el sábado pasado. Sobre la capa de nieve helada hay otra de nieve recién caída de unos 15 cm. de espesor, por lo que puedo caminar sin raquetas a buen ritmo.

Vuelvo a subir por el mismo bosque de hace una semana, pero mis huellas ya están borradas por la nieve caída.

En el claro giro a la derecha para enfilar el otro hoyo. Según me acerco va apareciendo de entre las nubes, helado, majestuoso, desafiante.

Decido continuar hasta su cabecera. Aquí la nieve alcanza un espesor que no acierto a estimar, ya que la nieve describe unas ondas entre los árboles según el capricho del viento que ha soplado estos últimos días.

Sigo ascendiendo por una pendiente cada vez mayor, y bajo mis pies noto la capa de nieve antigua cada vez más helada. Pero a base de patear fuertemente consigo que las botas hagan un pequeño escalón y seguir avanzando. Las paredes del Hoyo están cada vez más cerca.

Sigo subiendo y aquí el viento ha barrido la nieve.

Los árboles ya no son sino blancas formas apenas reconocibles  (quizá alguna de ellas sea el Yeti que vinimos a buscar Alberto y yo),

las placas de hielo se alternan con acumulaciones de nieve y el viento sopla cada vez con más fuerza.
Alcanzo la cota de 1.974 m. y el hielo ya es demasiado duro como para tallar escalones, estoy sólo en esta fuerte pendiente, hay ventisca y con el pico Telégrafo cubierto por las nuebes a unos escasos 50 metros por encima, pero la prudencia me dice que debo dar la vuelta. Quizá otro día con crampones pueda intentarlo de nuevo, pero hoy lo sensato es dar media vuelta. Al fin y al cabo, el objetivo no era el pico sino el hoyo.
No es la mejor foto pero las condiciones no estaban para lujos
En medio de una fuerte ventisca inicio el delicado descenso por los escalones que había tallado en la subida, deteniéndome cada cierto tiempo para contemplar una vez más el espectáculo de nieve y hielo que dejo detrás.

Tras cinco horas de ruta regreso al coche orgulloso de haber vencido al desánimo ante un día tan desapacible, de haber llegado hasta donde he llegado y de haber tenido la sensatez de haber dado media vuelta cuando faltaba tan poco para hacer cumbre.

Pero la montaña se merece todo el respeto y hay que tener la humildad suficiente para reconocer nuestras propias limitaciones.

Veremos qué nos depara la climatología las próximas semanas, pero estos cinco Días en Blanco han sido intensos y llenos de sensaciones, tanto en grupo con amigos y como disfrutando de la soledad.

Por el momento, sigue nevando.....
 


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