Siempre que pasaba con el coche
por la carretera de Soria, a la altura del túnel me imaginaba que entre las
peñas de Castañares habría algún camino, y soñaba con andar en bici alguna vez
por esa zona. Ya había disfrutado de alguna ruta que en algún corto tramo
discurre entre las peñas, pero quería más.
Hoy, volviendo a los orígenes de
las rutas de los martes, mi amigo Víctor me acompaña para cumplir ese sueño. La
tarde es soleada y permitirá disfrutar de un par de horas de luz, así que
decidimos no perder el poco tiempo del que disponemos.
Salimos de Sorzano por el camino
que sube a Moncalvillo, pero al poco nos desviamos a la izquierda en dirección
al collado.
Superado éste, tomamos el camino de la izquierda que en duro
ascenso
nos lleva hasta un puesto de palomas (por cierto, lleno de cartuchos que algún cazador incívico ha dejado tirados por el suelo),
Foto denuncia |
donde dejamos el camino y nos
internamos en el pinar
para acabar en un robledal que serpentea buscando el comienzo del
barranco.
En un momento dado, la pendiente
y lo resbaladizo del terreno nos obligan a ir caminando unos minutos, luchando
por mantenernos de pie y que no se nos caigan las bicis.
Una vez en el fondo del barranco,
parece como si hubiésemos traspasado a otra dimensión. Hace más frío, el
silencio es absoluto, estamos rodeados por paredes verticales y la vegetación
filtra la débil luz de la tarde dando al entorno un carácter sombrío.
Seguimos pedaleando por el fondo
del barranco disfrutando de cada pedalada, parando a contemplar las paredes que cada vez se
estrechan más a medida que el barranco se va ahondando.
Dejamos a la derecha una gran
roca que forma una cueva para evitar los escalones posteriores, obligándonos a
superar una fuerte pendiente de tierra muy suelta,
casi arena, con una
adherencia muy pequeña y donde el desplome de la pared invade literalmente la estrecha senda.
En un momento dado paramos para
internarnos en un estrecho,
gélido
y oscuro cañón que hay a la derecha,
internándonos en él hasta el final.
De vuelta en las bicis, casi
agradecemos cuando en un momento dado el cañón se abre; es como si pudiéramos
respirar de nuevo.
Pero continuamos bajando, una
senda que es toda ciclable (salvo la entrada al cañón) pero que tiene algún
tramo exigente y muchos rincones espectaculares
Llegamos a una explotación ganadera donde tenemos que armarnos de valor para plantarnos delante del toro y abrir la puerta
y continuamos en rápida bajada hasta la carretera, desde donde continuamos hasta Islallana y subimos de nuevo a Sorzano.
De nuevo, una gran-corta ruta en buena compañía
Pena no haber podido ir, he rodado muchas veces por allí, pero siempre es un espectáculo, me alegra que te gustase. Nos vemos.
ResponderEliminarAfortunadamente es una ruta que se puede hacer en una tarde corta de invierno. Caerá pronto.
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