Otra ruta largamente esperada. El
buen tiempo previsto para hoy nos anima a hacer una ruta por cotas que rondan
los 1.900 metros,
a pesar de las nieves caídas recientemente que se han derretido con rapidez por
las altas temperaturas.
Nuestro líder espiritual Alberto
no nos acompaña, pero nos juntamos tres amigos (Oscar, Fernando y yo) para
iniciar desde Viniegra de Arriba esta
aventura, más otros dos (Fran y Sergio) que comienzan en Montenegro y con los
que nos juntaremos en el puerto.
La mañana es fría pero el sol y
las fuertes pendientes del puerto nos hacen entrar pronto en calor.
Foto de Oscar |
A pesar de
subir tranquilos pronto ganamos altitud y poco a poco comienzan a asomar
cumbres como el Urbión, aún muy lejano, pero al que irremediablemente nos
acercaremos a lo largo de la ruta.
Una gran manada de ciervos
ascendiendo una loma nos ofrece la oportunidad de echar unas cuantas fotos.
Pena de teleobjetivo.
A la hora prevista llegamos al
Puerto de Montenegro y tras los saludos de rigor continuamos por la pista en
dirección al pico Tres Cruces.
La subida por pista es muy llevadera, y vamos disfrutando de las excelentes vistas
Un gran nevero en la pista nos
obliga a tomar una alternativa para no pisar tanta nieve.
Más adelante nos topamos con una
veintena de buitres que están dando buena cuenta de un cervatillo. Con los
buches llenos se les nota la pereza por remontar el vuelo y algunos no lo hacen
hasta que estamos a pocos metros.
Tras una curva la pista empieza a
discurrir por la cara norte y aparecen las primeras manchas de nieve que
tenemos que superar andando.
Las cumbres antes tan lejanas empiezan a estar más cerca
Un nuevo cambio de orientación
supone un respiro y podemos volver a pedalear,
pero tras superar la altura del pico Tres Cruces el camino
empieza a estar definitivamente cubierto de nieve,
lo que nos obliga a andar
durante 5 km.
por una nieve dura
pero en la que en ocasiones nos hundimos hasta las rodillas.
Foto de Oscar |
Aprovechamos cualquier tramo
despejado para pedalear, pero este tramo resulta duro por lo incómodo y porque
los pies están empapados y congelados.
Foto de Fernando |
Dado el estado del terreno
decidimos acortar algo la ruta y en cuanto podemos salimos a un collado que
separa el valle del Urbión del del Ormazal,
no sin antes superar un último
nevero en el que se echan de menos los crampones.
Dejamos para otro día la visita a
Hoyo Bellido al que la nieve hace resaltar las formas perfectamente
redondeadas.
El paisaje es espectacular, con
un nevado Urbión presidiendo desde sus 2.228 metros todo el
valle que se extiende a nuestros pies.
Después de secar nuestros pies al
sol y almorzar algo,
con mucha pereza abandonamos este precioso paraje
para
bajar al valle por una ruta no explorada que comienza con unas praderas rápidas
y que continua en una senda muy rota que al poco rato abandonamos,
cada uno por
un lado, para bajar como podemos por unas lascas de piedra también muy rotas.
Al llegar abajo, nos encontramos
en un valle procedente de Hoyo Bellido.
Tras recorrer unos cientos de metros
por unas praderas flanqueadas por fuertes pendientes
llegamos a un mirador: por
delante todo el valle del Urbión por el que bajaremos;
por detrás, las verdes
praderas procedentes de Hoyo Bellido.
Continuamos bajando por unas
laderas hasta encontrarnos con el valle principal, con un río Urbión que baja
con mucha agua.
Foto de Oscar |
A partir de aquí la senda
discurre paralela al río, y se suceden los tramos fáciles y rápidos
con pasos complicados
llenos de piedras muy resbaladizas por la humedad.
Yo de debato entre la tentación
de bajar rápido por esta divertida senda o ir más tranquilamente, disfrutando
del paisaje y parando a hacer algunas fotos con las que ilustrar esta crónica y
guardar para el recuerdo. Las fuerzas ya están algo justitas y me decanto por
la segunda opción.
El terreno está muy encharcado y
el río baja muy crecido,
por lo que cruzarlo se convierte en toda una
experiencia.
Foto de Oscar |
Se alternan zonas en las que el
valle es muy angosto y la senda pasa a pocos metros del río
y otras donde se
abre ofreciéndonos unas hermosas vistas,
para luego volver a encañonarse en una
profunda garganta.
Hacemos un alto en la cascada
Foto de Oscar |
en
la que un venado tomó su último trago de agua…
Al finalizar el valle ya sólo
queda subir por carretera hasta Viniegra de Arriba, unos km. que se atragantan
después de la ruta, pero todo se olvida con un trago de agua fresca.
Todo un placer descubrir este
valle y en el momento perfecto para disfrutarlo en toda su belleza.
Envidiaaaaaa!!! Tenía que haber ido, aunque fuese a rastras! Menos mal que ya se repetirá, que Garba me lo ha prometido :)
ResponderEliminarCuenta con ello. Yo también quiero volver sin tanta nieve y disfrutarlo a tope
ResponderEliminarEnhorabuena por las fotos y cronica....envidia sana eh!!
ResponderEliminarPero no haciais el ormazal??
Gracias Ramón. Pero ya sabes cómo es esto, un poco caótico. A última hora cambiamos el plan. Además el Ormazal lo reservamos para cuando vengas tú.
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