Cuando ya parecía que el invierno
había dado paso a la primavera, una primavera muy lluviosa con los montes
empapados de agua que escurre por todos los arroyos y regatos, llega una ola de
frío que vuelve a cubrir de nieve toda la sierra.
Aunque no se descarta alguna otra
nevada, parece que esta va a ser la última oportunidad de pisar nieve, así que
decidimos darle al invierno y a esta nevada la despedida que se merece: un
descenso por las neveras de Daroca.
El día amanece frío pero soleado
y pronto empieza a sobrar ropa.
En los alrededores de Sojuela el pinar conserva bien la nieve.
La senda que nos lleva a la
subida está totalmente encharcada,
igual que las praderas.
Al poco tiempo ya empezamos a
pisar nieve recién caída que no dificulta nada el avance.
Poco a poco el espesor va
aumentando y nos juntamos con otros dos ciclistas que van subiendo. Delante de
nosotros las huellas dejadas por los OR, más madrugadores.
En la parte final la nieve se acumula a los lados del camino.
Finalmente conseguimos llegar al
puesto de vigilancia y, mientras echamos un bocado, disfrutamos de las hermosas
vistas.
Comenzamos el descenso y la
nieve, muy pisada por bicis y senderistas, se ha convertido en una peligrosa
mezcla de agua, nieve y hojas que nos obligan a extremar las precauciones.
Poco a poco vamos cogiendo
confianza y aumentando velocidad.
La humedad entra en el objetivo... |
Ya en el pinar la senda está muy húmeda
y nos
ponemos hasta arriba de agua y barro.
Terminamos la ruta por la senda del Molinero, sorprendentemente seca y en buenas condiciones.
En teoría las próximas rutas discurrirán por cotas más altas por lo que podremos disfutar de hermosos paisajes, y estarán llenas de color cuando por fin la primavera esté en todo su apogeo.
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